Madrugón para desayunar bien y trasladarnos de nuevo al campo de la Ermita. Iba a merecer la pena todo esto, ya que nos iba a tocar enfrentarnos al Athletic Club de Bilbao y al CD Mirandés. Contra los primeros los nuestros iban a salir como motos, maniatando a los rivales (palabras de los padres de los niños del Athletic Club) y llevando la iniciativa del juego durante casi la totalidad del partido. De esta manera, y haciendo un derroche grande de esfuerzo, nos impondríamos por 2-0 al Athletic Club.
Posteriormente nos enfrentamos al CD Mirandés, un equipo caracterizado por su buen condición física. Desde el principio no nos pusieron las cosas nada fáciles, era un equipo bien asentado en el terreno de juego que salía muy rápido a las contras. En el partido los nuestros salieron con muchas ganas, y volvieron a llevar la iniciativa. De esta manera se lograría el único gol del partido, que hacía justicia futbolera y nos proclamaba como campeones del grupo formado por nosotros, Athletic Club y CD Mirandés. Pasábamos a semifinales, y nos acompañaría el CD Mirandés, que demostró su potencial venciendo por 4-0 al Athletic Club.
Nos tocaba volver al albergue para descansar, porque la intensidad y ganas de los nuestros en esos dos partidos fue tremenda (y es algo difícil de mantener). La cosa se iba poniendo emocionante, la dificultad y la exigencia eran cada vez mayores. Recargamos fuerzas como pudimos en el albergue, y digo como pudimos porque éstos no paran, no concedieron ni una pequeña siesta a los entrenadores. La de mal que dieron en las habitaciones!!
Nos volvimos a trasladar al campo (último traslado), donde nos esperaba un partido contra el Atlético de Madrid. Llegó el momento del partido, y los nuestros parecían seguir muy enchufados, con muchas ganas de enfrentarse a otro gran equipo con representación en Primera División. No salimos a especular ni a esperar al rival, sino que salimos a por todas, y en los primeros minutos del partido conseguimos adelantarnos. El dominio del balón se alternó más, pero los nuestros mostraron más contundencia a la hora de defender y más velocidad a la hora de atacar. Nuestro equipo no bajó la guardia y colocó el 2-0 nada más volver del descanso, incapacitando una posible reacción del rival. Y lejos de conformarmos, seguimos atacando (sobre todo en contraataques) y teniendo ocasiones (un balón al palo incluso), aunque el marcador ya no se movería.
Los chicos acabaron el partido reventados, y aún quedaba la final contra el equipo que mejor juego había desplegado, el Rayo Vallecano. Este equipo había demostrado un nivel de juego impresionante, imponiéndose con facilidad en todos sus enfrentamientos (a excepción del Atlético de Madrid 2 - Rayo Vallecano 3). Pero ahí estaban los padres, madres y familiares, para recuperar a nuestros chavales de cara a la final. Aquarius para todos, masajes, estiramientos (gracias Miguel y compañía)...
Momento de la gran final y ambientazo. Las gradas llenas de gente, ruido por parte de las aficiones (sobre todo por parte de la afición de la Unión!!), salida de los jugadores al campo en fila con música de Piratas del Caribe, saludos, etc. En conclusión, se preveía un partidazo con un ambiente inmejorable (felicitar a la organización por ello).
Y no pudo ser de otra forma. Habíamos visto jugar algo al Rayo Vallecano, por lo que teníamos algunas ideas para aplicar en el partido. Además, los nuestros salieron sin complejos, a disfrutar de todo lo logrado durante el fin de semana. Nuestra presión ahogó al rival, y conseguimos el 1-0 muy rápidamente. Sin embargo, el rival era mucho rival, y empató en un lanzamiento directo que casi salva Dani Carrillo. Poco tiempo tuvo para saborear el empate el Rayo Vallecano, ya que seguidamente logramos dos goles, frutos de la presión y la velocidad en ataque. Los chicos del CD Unión se volvieron a mantener sólidos en defensa, y no concedieron ningún gol más antes del descanso, al que se llegó con 3-1 en el marcador favorable a nuestros chavales.
En la segunda parte los madrileños salieron como motos, logrando 2 goles en apenas 5 minutos, y demostrando una calidad envidiable. Los nuestros parecían que se iban a hundir... parecía que iban a aparecer dudas... PERO NO, supieron sobreponerse al rodillo vallecano y en una contra rapidísima lograban volver a ponerse por delante en el marcador, tras un buen tiro lejano. Quedaba poquito tiempo, teníamos la victoria en la mano, pero los nervios nos jugaron una mala pasada. En una indecisión el equipo vallecano lograría el empate a 4, con el que se llegaría al final del tiempo reglamentario.
Lotería de los penaltys, algo nuevo para nosotros ya que nunca habíamos vivido un hecho similar. Los nuestros, sin embargo, no se amilanaron y consiguieron marcar los tres penaltys, al igual que el equipo rival. Tocaba pues llegar a la muerte súbita... Y vaya suerte, el jugador del Rayo Vallecano erraba su lanzamiento... Todo quedaba a merced de un lanzamiento... que con la confianza y fuerza de todo el equipo se logró marcar!! Alegría impresionante de toda la parroquia del CD Unión desplazada, saltos, gritos, alegría a rebosar. Y no era para menos, después de tanta emoción y tanto esfuerzo se había logrado ganar la Pinares Cup contra unos equipos impresionantes.
Tras celebrar la victoria en la final, saludar a los rivales (que no dieron nada por perdido en la final) y hacernos una foto con ellos, tocaba recoger los frutos en la entrega de trofeos. Aparte del merecidísimo trofeo de campeones en la categoría benjamín, muy celebrado por nuestros chicos, tendríamos la suerte de conseguir dos trofeos individuales, que sin duda son reflejo del magnífico trabajo colectivo del equipo, que es la seña de identidad de este grupo:
- Trofeo al mejor portero de categoría Benjamín, para Daniel Carrillo (que compartió su trofeo con Sergio de Cea, como buenos compañeros).
- Trofeo al mejor entrenador de categoría Benjamín, para Alejandro Cuartero.
Los tres trofeos daban cuenta del gran esfuerzo y sacrificio de nuestros chicos, que se pegaron un palizón de fin de semana para llegar a lo que llegaron.
Sin tiempo para digerir todo y con el nerviosismo aún dentro del cuerpo (no en de los chicos, que supieron relajarse rápidamente) nos montamos en el bus para volver al albergue, recoger todo, pegarnos una ducha rápida y volver para la capital.
El día se había alargado más de lo previsto (y al día siguiente era día de escuela!!), pero podemos reconocer que todo MERECIÓ MUCHO LA PENA!!. En el viaje de vuelta reinó la tranquilidad, y no porque no tuviéramos ganas de fiesta, sino porque estabamos reventados literalmente. Unos pasaron mal viaje debido al cansancio, otros cayeron fulminados, pero llegamos a casa sanos y salvos, tras un fin de semana de locura (aunque estas locuras hacen grande al fútbol base, a nuestro club y a nuestro equipo).
¡Qué más decir! Agradecer y felicitar a toda la organización por su trabajo para que este torneo se desarrollara como se desarrolló (impecablemente, ninguna queja, al revés, nuestras más sinceras felicitaciones por todo: puntualidad, alojamiento, atención, comidas, etc.); agradecer a todos los equipos participantes su tremendo esfuerzo, con el fin de que todos viéramos un torneo bonito e igualado entre equipos de diferentes comunidades autónomas y agradecer a todas las aficiones por crear un ambiente futbolístico y competitivo envidiable, y en concreto a la afición de la Unión, que no paró de dar mal en todo el fin de semana, animando jugada a jugada y dando aliento a nuestro equipo (y algún que otro Aquarius, masaje, etc. ¡a cuerpo de reyes!).
Experiencia que se queda grabada a fuego en lo más profundo, y que espero tengamos otra oportunidad de vivir algo similar, aunque sin duda será complicado. Parece mentira como una pregunta deprisa y corriendo puede convertirse en un fin de semana tan divertido, a veces lo imprevisto es lo que mejor sale. Y vuelvo a repetir, mereció mucho la pena, porque no solo disfrutamos en el terreno de juego, sino que también tuvimos la oportunidad de conocer a otras gentes y a otros equipos en el albergue. Sin duda, una experiencia enriquecedora e irrepetible. Y todo gracias a estos chicos, que se partieron la cara durante 8 partidazos, volviéndonos a dar una lección de entrega y sacrificio. Así llegarán a donde quieran, de eso no hay duda.
Yo como siempre he dicho, orgullosísimo de ellos y de su día a día, aunque yo intento enseñarles, ellos me enseñan mucho más a mí. Y es lo que más me gusta de entrenar a un equipo así, sigo aprendiendo día a día.
Agradecer a Toño y a Cruz todas las fotografías hechas, la verdad que me ha sido difícil elegir entre todas para hacer la crónica, una pena que no podamos disfrutar las más de 1000 fotos que hicisteis. ¡Gracias!