jueves, 10 de enero de 2013

Modelos de juego

Desde hace muchos años existe un conflicto en las categorías base del fútbol español y aragonés (en otros deportes este problema apenas tiene relevancia). Es realmente complicado encontrar un club que ya tenga desarrollada una filosofía y cultura propias, lo que supone un problema a la hora de hacerse las siguientes preguntas: ¿hacia dónde vamos?, ¿qué queremos conseguir a medio-largo plazo?, etc. 

Todos los entrenadores son formados (los que se molestan en formarse) en la siguiente idea: a edades tempranas, el entrenador es más educador y formador que técnico deportivo. Se machaca mucho la idea de que los niños han de ser formados tanto en lo futbolístico como en lo personal a través de la práctica del deporte. Cruyff afirmaba lo siguiente: "Lo que es conveniente enseñar a los chavales de 8 y 9 años es a disfrutar, tocar, crear, inventar, explotar sus cualidades rectificando sus defectos sin estropear sus virtudes, precisamente lo contrario de lo que todos los entrenadores parecen obsesionados en inculcarles". 


El principal objetivo de este enfoque es enseñar el fútbol a través de una metodología lúdica, que aprovecha el disfrute del niño para formarle globalmente. Muchos libros no asocian la competición en el fútbol hasta la edad cadete, la llamada etapa de perfeccionamiento, (15-16 años). Otros, incluso la definen como precompetición a estas edades (reservando la competición a categoría juvenil). Como vemos, nadie se pone muy de acuerdo en fijar la edad adecuada para centrarse en la competición, en lo que sí están de acuerdo es en afirmar que la competición no debe aparecer en edades prebenjamines, benjamines, alevines e incluso infantiles. 

Frente a esto (o no), el modelo competitivo. No hace falta irse muy lejos para ver que la competición cada vez está más presente en las categorías inferiores del fútbol base. Muchos clubes, entrenadores, personas que rodean al deporte... apuestan por un modelo extremadamente competitivo, solo vale ganar, por lo que el niño en sí queda relegado a un segundo (o tercero) plano. La formación integral queda subordinada a la competición, a la victoria. 

¿Los motivos? Variados. Ideas anticuadas y obsoletas, obsesión por ganar y mantener el "caché", motivos históricos (un equipo ganador no puede dejar de serlo), mantener ciertas categorías, etc. En conclusión, el fin justifica los medios. La idea no es transmitir que la competición es algo negativo, el fútbol como deporte siempre ha tenido y tendrá un carácter competitivo, y es una de las cosas que hace bello este deporte. 

Ahora bien... ¿Educar o ganar a cualquier precio en las categorías base? ¿Son excluyentes estos modelos?




1 comentario:

  1. Yo prefiero EDUCAR indiscutiblemente.. ademas, tambien hay que aprender a perder. Y tenemos que aprender TODOS, los chicos, los padres y los entrenadores.
    Si se pierde un partido NO PASA NADA, nada en absoluto. Me daria mucha pena ganar los partidos siendo unos "guarros y faltones", sin tener respeto al contrario y sin divertirnos por la presion de ganar.
    Gracias a Dios nuestros chicos ganan, pero con respeto y pasandoselo bien, y metan los goles que metan, jamas les he oido reirse del contrario.
    En cuanto a los padres, animamos y aplaudimos los 3 primeros goles, si se gana de mas, nos venimos abajo e incluso dejamos de "achucharles".
    Bueno, que no me enrollo mas.... AUPA UNION!!!!!

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